Las guerras son periodos llenos de oportunidades para los criminales. Manuel García ejerció de bandolero entre 1810 y 1811 en la zona de Reocín, en el valle de Toranzo, de ahí el sobrenombre. Fue una zona muy disputada por franceses y patriotas. El Torancés robaba dinero y alhajas de las personas pudientes y también de los templos para venderlos a una red de pequeños comerciantes. Éstos los fundían y así obtenían grandes beneficios.
Se tiene noticia de uno de estos comerciantes, un aragonés instalado en Torrelavega, que recibió de Manuel García, 2.300 gramos en 22 piezas de oro y plata por un valor de 364 ducados de la época.