En la novela se relata casi el día a día del asalto con pasajes tan increíbles que yo misma no me hubiera atrevido a inventar. Los nombres de las naves, de los capitanes, de los filibusteros y de las autoridades de la plaza de Cartagena son históricos. Me he limitado a insertar en estos hechos la aventura de mis protagonistas. La única licencia que me he permitido es cambiar la fecha de llegada de la Flota de la Carrera de Indias. Históricamente llegó durante el asalto de los franceses por lo que tuvo que desviar su rumbo y refugiarse en Panamá. De ahí que los franceses se llevasen uno de los mayores botines de la historia, pues en Cartagena estaban acumulados el oro y la plata que debían embarcar. Sin embargo, me he visto obligada a hacerla llegar antes para que mi protagonista pudiera desembarcar a tiempo para los acontecimientos, y solucioné el botín con la afluencia de mercaderes de toda la zona norte del reino de Nueva Granada a los mercados originados por la llegada de las mercancías de Europa. El propio general De Pointis, quien dirigió el asalto, escribió posteriormente “Relación de la expedición de Cartagena de Indias realizada por los franceses en 1697” con inestimables datos.