Teófilo Van der Voost pertenece a una conocida familia de raigambre en el sector hotelero. Aunque es un enamorado de su profesión, la neurocirugía, comparte la dirección del negocio familiar con sus hermanos, hasta que una fuerte discusión entre ellos lo conduce a replantearse su estilo de vida. Por si fuera poco, un día de viento sur coincide con Valvanuz, a la que conoció en la adolescencia, que ha regresado cargada de problemas: un ex marido rencoroso y una serie de sucesos inexplicables que, con la fuerza del vendaval, arrastrarán la tranquilidad y la rutina diaria de Teo.
El reencuentro de dos amigos en plena temporada veraniega en Santander, la necesidad de apoyarse mutuamente para recuperar la autoestima convierten esta novela en un himno a la esperanza, en la que dos almas, con la vida rota, buscan el amor que les ha sido negado.
LA RAZÓN DE LA NOVELA: La vida de una mujer no acaba a los 40 años. Cada vez son más las mujeres que, con la vida rota, buscan el amor, la esperanza. Es mi contribución a ese deseo.
LOS ESCENARIOS, tanto en Madrid como en Santander, son reales y los locales que se citan existen, al igual que los hoteles en el extranjero. Sólo he cambiado los nombres de los hoteles que pertenecen a la familia Van Der Voost para recordar que se trata de una ficción, aunque son perfectamente reconocibles.
LA ACCIÓN transcurre entre el 2010 y el 2011.
LOS PERSONAJES principales son los antirrománticos, de carne y hueso, de ahí el desafío de convertirlos en personajes de leyenda y que los lectores deseen encontrarse en su piel, esbozar una sonrisa cómplice o tropezarse con Teo, el alma del relato.