
Eran profesionales civiles (marina mercante) a los que se les concedía real patente para servir en la Real Armada, por lo que no formaban parte del Cuerpo General de la Armada.
La Real Orden de 1748 crea el Real Cuerpo de Pilotos de la Armada. En sucesivas ordenanzas se estipularon los deberes, obligaciones y responsabilidades para el gobierno de un barco. Al frente del cuerpo se nombró un director o comandante (Piloto Mayor de la Armada), aunque seguirían sin escalafón dentro de la Real Armada. En 1770 se les concedió uniforme, parecido al de otros oficiales, y en 1781 se les otorgó el privilegio de ser tratados como «don» y ceñir espada (símbolo que los hacía reconocibles como caballeros).
El cuerpo de pilotos organizó su propia escala según experiencia y responsabilidad:
Piloto de 1ª (cuenta con la ayuda del timonel y su ayudante para la rueda del timón). Oficial adjunto al Estado Mayor del buque y consejero del comandante en materia de derrota y rumbo.
Piloto de 2ª
Pilotines
Piloto práctico: navegación costera, de cabotaje y de puerto.

Enseñanza:
La Casa de Contratación de Indias fue la encargada de preocuparse por la formación de gente de mar para las rutas marítimas, tanto militares como mercantes por lo que en 1681 se abre el Real Colegio de San Telmo en Sevilla, del que salieron grumetes, marineros, artilleros y pilotos. Era un centro de capacitación náutica, aunque el mayor interés se centró en la formación de pilotos para la Carrera de la Indias, por lo que la cosmografía, hidrografía y matemáticas eran asignaturas principales.

1751. Se estableció una escuela de navegación en cada departamento marítimo (San Fernando, Cartagena, El Ferrol). Escuelas dirigidas por un director que es piloto y todas ellas por el Piloto Mayor en Cádiz. El modelo de enseñanza sigue el del Colegio de San Telmo: un año de teoría y mucho de práctica, con varios años de embarque. Requisitos para el acceso: saber leer y escribir.
La Armada pagaba a los maestros, pero los estudiantes eran sostenidos por sus padres. Para el embarque como pilotines se exigía un riguroso examen y se seleccionaba a los mejores (no había tantas plazas en los barcos). La importancia de estas escuelas fue tal que la Armada exigió que los pilotos civiles (procedentes de la formación de escuelas de mareantes de consulados de villas costeras) pasaran por los exámenes de las escuelas de la Armada para unificar criterios de formación. Desde 1790 todos los pilotos seguían el mismo plan de formación y de exámenes.
Esto evidencia la necesidad constante de pilotos de altura por la Real Armada para mantener abiertas las rutas con las colonias y la exigencia de formación a causa de los nuevos instrumentos de navegación y la necesidad, por parte de la marina mercante, de pilotos con esta formación específica para cubrir estas distancias y descubrir nuevas rutas.

Labor docente de los pilotos de 1ª:
—Completan la formación de los pilotos menores.
—Formación náutica de los guardiamarinas. (José Patiño crea en 1717 la Escuela de Guardiamarinas en Cádiz para la formación de oficiales de la Armada. Se accede por nobleza).

Otros oficios:
—Pilotos de marina mercante o de barcos pesqueros de altura (Terranova).
—Pilotos del correo marítimo.
—Ejercer de corso con patente.
Sueldo en la Armada:
Desigualdad con el resto de oficiales: teniente de navío (400 reales/ mes + comida de oficial y uniforme). Piloto de 1ª (de altura 300 reales/mes; de costa, 250 + comida con la marinería).
Bibliografía:
Historia de un triunfo. La Armada española en el siglo XVIII, de Rafael Torres Sánchez; Desperta Ferro ediciones, 2021.
Leones del mar. La Real Armada española en el siglo XVIII, de Guillermo Nicieza Forcelledo; editorial Edaf, marzo 2022.
El Siglo de las Luces. De la ingeniería a la nueva navegación / Manuel Silva
Suárez, editor. Zaragoza: Institución «Fernando el Católico», Prensas Universi-
tarias; Madrid: Real Academia de Ingeniería, 2005.