Elena Bargues

Historias de Vauban, D’Artagnan

LA VERDADERA HISTORIA DE D´ARTAGNAN

LA FAMILIA.
Nació entre 1611 y 1615, hijo de Françoise de Montequiou d´Artagnan y de Bertrand de Batz, señor de Castelmore, una casa noble del Béarn.
El 3 de abril de 1659 se casó con una viuda rica de treinta y cuatro años, Anne-Charlotte de Chanlecy, baronesa de Sainte-Croix en la iglesia de Saint-André des Arts de París. Se instalan en una casa en la orilla izquierda del Sena, frente al Pont Royal y el Louvre. Las constantes infidelidades conducen a la esposa a renunciar al matrimonio y profesar en un convento de la Borgoña, negándose a pagar las deudas de su marido y dejando su fortuna en manos de sus dos hijos.
Ambos siguieron la carrera militar de su padre e ingresaron en las Guardias Francesas y luego en el cuerpo de mosqueteros. El mayor permaneció soltero, el menor, nacido en 1661, se quedó con el título de conde D´Artagnan, señor de Sainte-Croix, y sus descendientes aún viven en Francia.

LA CARRERA MILITAR.
El hermano de su madre era el conde de Artagnan y fue capitán de mosqueteros y lugarteniente general, así que su hermano mayor, Paul de Batz, ingresó en el cuerpo de mosqueteros en 1640. Charles de Batz siguió el mismo camino pero tomó el nombre de su madre: Charles d´Artagnan. Un duelo, que estaban prohibidos por el rey, le impide ingresar en el cuerpo de mosqueteros y entró en «La Compañía de las Guardias Francesas» como cadete. Participó en numerosos asedios y batallas entre 1640 y 1644 cuando, como recompensa al valor demostrado, se viste el traje de mosquetero.
Ana de Austria era la regente de Francia y el cardenal Mazarino era su mano derecha. La enemistad entre Mazarino y Tréville llevó a que la reina disolviera la Compañía de Mosqueteros en 1646. Sin embargo, Mazarino se había fijado en D´Artagnan, hombre tan ambicioso como iletrado (apenas sabía leer y escribir), que se relacionaba con gente de influencia y había mostrado su valentía y fidelidad. Lo asignó a su servicio personal para llevar a cabo misiones secretas. A partir de entonces su ascenso fue rápido.
En 1649 se reintegra en las Guardias Francesas como lugarteniente y cinco años después alcanzó el grado de capitán. En 1657 regresa a la primera Compañía de Mosqueteros, reinstaurada en 1657 como subteniente con el sobrino de Mazarino, el duque de Nevers como superior. Sin embargo, Nevers, instruido por el hermano de Charles, Paul de Batz, era demasiado joven por lo que, prácticamente, D´Artagnan tenía el control de la compañía.
En 1661, fallece Mazarino y D´Artagnan entra a servir a Luis XIV, quien se hace con las riendas del gobierno.
Aparte de acompañar a los reyes en el campo de batalla (La guerra de Devolución en los Países Bajos españoles), se dedicó a servir al rey en las oscuras tramas de los pasillos palaciegos con la finalidad de debilitar a la nobleza. Condujo al ministro de Finanzas a la fortaleza de Pignerol, en los Alpes, por orden del rey, y más adelante llevó también al duque de Lauzun porque se había introducido en las habitaciones reales.
En 1672 se declaró la guerra a Holanda y consiguió el cargo de Mariscal de Campo y participó en el asalto de Maastricht en 1673, uno de los más duros: Durante el amanecer del 25 de junio, cincuenta y tres mosqueteros fueron heridos y treinta y siete cayeron muertos junto a su capitán, el conde D´Artagnan. El cadáver no fue hallado nunca. El 30 de junio cayó la ciudad, pero el mérito fue de Sébastien de Vauban, ingeniero militar. Así lo cuenta el propio Vauban en la novela:

«—Son mosqueteros, madame, la guardia personal del rey. Eso quiere decir que se aproxima su presencia —informó Noailles.
—Dicen que son unos espadachines maravillosos —terció Claire fascinada.
—Sí, pero viven poco —dictaminó Noailles muy ufano—. Les pierde la soberbia. Son prácticamente una reliquia del pasado. Vauban, con sus nuevas y revolucionarias teorías de guerra, los ha eliminado del ejército.
—No por ello son menos dignos, joven —tronó la voz de Vauban a sus espaldas—. En Maastricht, la noche de San Juan de 1673…».

LA COMPAÑÍA DE MOSQUETEROS.
En 1622, Luis XIII cambia las armas de una compañía de carabineros por mosquetes, de ahí su nombre. Se admitieron sólo personas de valor demostrado en campaña y fueron sometidos a un entrenamiento riguroso para proteger al rey. La segunda compañía fue creada por Mazarino para su seguridad personal, pero en 1660 se integraron con la primera compañía para proteger a Luis XIV.
Cada compañía constaba de doscientos cincuenta hombres y, en 1665, Louvois, ministro de Guerra, les otorgó un vistoso uniforme. El pelaje de los caballos supuso un sobrenombre a cada compañía: mosqueteros grises y mosqueteros negros.
Otro de sus cometidos era acompañar al rey al campo de batalla. Para disparar el mosquete debían desmontar, cebar y cargar el arma, y apoyarla sobre una horquilla fijada al suelo. Prácticamente, el mosquete sólo servía para una carga, de ahí que los mosqueteros fueran unos formidables espadachines y destacasen en la lucha cuerpo a cuerpo.
El marqués de Vauban no sólo se dedicó a fortificar, sino que también modificó el ejército: el nuevo cuerpo de dragones, con la bayoneta calada en el arma de fuego, sustituyó a la compañía de mosqueteros y su obsoleta espada.

Elena Bargues