Hijo de Gonzalo Fernández, conde de Burgos y de Castilla, casado con doña Munia. Crece en el castillo de Lara, feudo de los Fernández y en el año 931 aparece por primera vez en los documentos como Conde de Burgos, de Castilla, de Asturias de Santillana, de Lara y Lantarón, y Álava, títulos que le concede Ramiro II por su apoyo en la disputa por el trono con Alfonso IV, el Monje.
Su historia, a partir de aquí, está envuelta en leyenda a causa del Poema de Fernán González. Es de los escasos personajes castellanos, aparte de los reyes, que son citados por las crónicas musulmanas a causa de la formidable defensa que realizó del territorio castellano y de la actividad bélica para llevar la frontera más allá del Duero al servicio de su señor, el rey Ramiro II. Casó en segundas nupcias con doña Sancha de Navarra, hija de la reina Toda, y se convirtió en cuñado de Ramiro II. Su hija, doña Urraca, fue reina de León en dos ocasiones por sus matrimonios con Ordoño III, el Bueno, hijo de Ramiro II; y con Ordoño IV, el Malo, hijo de Alfonso IV, el Monje.
Falleció en el año 970 y le sucedió uno de sus hijos, García Fernández. Dejó un condado fuerte y ligado a su familia, pues lo convirtió en hereditario. De temperamento inquieto en vida, no dejó de serlo en la muerte, ya que fue enterrado en el Monasterio de Santa María de Lara, pero, posteriormente, se lo trasladó al Monasterio de San Pedro de Arlanza y, actualmente, descansa en la ex colegiata de Covarrubias.