Elena Bargues

Foto: El Sardinero. El Casino ha sufrido la segunda remodelación y ha perdido el aire clásico del primero. No hay villas, sólo fondas y hoteles.

Escenarios

El Sardinero

A principios de siglo XX, El Sardinero se configuró como una ciudad balneario de recreo y ocio. De ahí la proliferación de hoteles, palacetes y villas de calidad para acoger a los veraneantes. La guinda del proyecto fue la construcción del Palacio de la Magdalena, cuya obra comenzó en 1913 por los arquitectos Javier González de Riancho y Gonzalo Bringas, y ofrecérselo a los reyes como lugar de veraneo.

A raíz de esto, se construyó el Hotel Real (proyecto de Javier González Riancho) que se inauguró en 1917; el Gran Casino en 1913 (proyecto de Eloy Martínez del Valle) con sala de fiestas, de juegos, de conversación y descanso; y se realizó la ampliación del Hotel Sardinero (construido en 1890) por Martínez del Valle. El deporte cobró especial relevancia como forma de ocio y se inauguraron el Hipódromo de Bellavista (1917), el club de Tiro, regatas de vela y tenis entre otros.

Tanto el Casino como los hoteles, las galerías para baños, las alamedas, jardines e instalaciones deportivas equiparaban al Sardinero con otras ciudades como Niza, Aix les Bains, Biarritz o Montecarlo.

Las viviendas, utilizadas la mayoría como segunda residencia, se correspondían con el concepto de villa suburbana, tanto por el tamaño como por su privilegiada situación topográfica. La construcción era ecléctica: desde el estilo inglés, la tendencia italianizante o la regionalista. Se buscaba la calidad en la construcción y las amplias villas, bordeadas por amplios paseos junto al mar, se sumergían en la naturaleza. La zona fue declarada en 1986 conjunto histórico-artístico.

El Sardinero con la ermita de San Roque en primer término.
Villas en El Sardinero, frente a la hilera de hoteles y fondas veraniegas.

La Casuca

Realizada por Leonardo Rucabado. El edificio se articula en torno a una torre que sirve de eje a dos cuerpos simétricos. Las referencias regionales son las solanas, las cornisas de madera y las cubiertas de teja con pequeñas buhardillas. Los balcones son de hierro forjado. En la decoración destaca el escudo de la torre y los medallones y bolas que recuerdan al renacimiento español.

Casa alquilada por Eduardo Arias en El Sardinero, obra de Leonardo Rucabado.
Villa de doña Brígida Ansorena en El Sardinero.

El Gran Casino

Se construyó a partir de otro ya existente que databa de 1870. El proyecto del arquitecto Eloy Martínez del Valle es de corte neoclásico y fue inaugurado en 1916. Fue escenario de numerosas fiestas a las que acudió la aristocracia nacional e internacional que veraneaba alrededor de la familia real.

Real Sociedad de Tenis. (Lawn Tennis)

El 7 de abril de 1906 un grupo de entusiastas santanderinos creó un club deportivo al que bautizaron como «Sociedad de Lawn-Tennis». Se construyó sobre las instalaciones del Velódromo, en el istmo de la península de La Magdalena. En un principio consistió en dos pistas de cemento y una caseta donde se pudieran cambiar de atuendo los jugadores. Posteriormente, cuando se construyó el Real Palacio, en el Club de Tenis se reunió lo más granado de la burguesía santanderina y fue frecuentado por la familia real y la Corte. En 1909, Alfonso XIII aceptó asumir la Presidencia de Honor del Club, lo que permitió añadir el adjetivo de Real Sociedad de Lawn- Tennis. Desde 1912, se organizó el Concurso Nacional de Tenis y cuatro años después alcanzaría la categoría de Internacional.

Hotel Real

Fue necesario crear una infraestructura para recibir a la Corte y al Gobierno durante el verano. Se creó la Sociedad Anónima del Hotel Real: Presidente: Emilio Botín (175.000 pts.) Duque de Santo Mauro (25.000 pts.) Marqués de Valdecilla (500.000 pts.) Claudio López, marqués de Comillas; Compañía Trasatlántica, Banco Santander, Banco Mercantil, incluso la Sociedad de Camareros participó.

En un año, con dispensa del obispo para trabajar los domingos, se levantó el edificio y se urbanizó el lugar según el proyecto de José Pardo y un jovencísimo Javier González de Riancho. Tanto el director, señor Mararet, como el jefe de cocina eran franceses. El equipamiento (muebles, vajilla, textiles) fue traído del extranjero. El 12 de julio de 1917 se inauguró y hubo un día de puertas abiertas para los ciudadanos santanderinos. Constaba de 125 habitaciones con cuarto de baño, calefacción, servicios y ventanas al exterior. Las habitaciones esquineras, más nobles, contaban con un salón individual para reuniones. Como novedad ofrecieron excursiones por la región en automóvil.

Durante la guerra civil cerró sus puertas y se reabrió en 1938. La familia Botín fue concentrando las acciones que se emitieron hasta ser de su exclusiva propiedad en los años 50. Durante años ha estado gestionado por la cadena HUSA y en el 2013 pasó al grupo HOTUSA (Eurostars).

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Doña Brígida con sus amistades cubanas tomando una té en los salones del Hotel Real.

El Real Palacio de La Magdalena

En 1904 el Ayuntamiento de Santander recuperó en régimen de usufructo el terreno de la península de La Magdalena e iniciaron las gestiones administrativas para la adquisición del suelo y la cesión al rey, Alfonso XIII, que aceptó el ofrecimiento en 1908. Se nombró una comisión para gestionar la suscripción popular para recabar fondos para la construcción del palacio, aunque prácticamente fue el indiano Ramón Pelayo de la Torriente, futuro Marqués de Valdecilla, el que sufragó la mayor parte de los gastos. El 1909 se aprobó el proyecto de los jóvenes arquitectos, recién licenciados, Bringas y Riancho: un palacio estilo inglés adornado con balcones, salientes y azoteas.

Los reyes siguieron los avatares de la edificación hasta que en 1912 quedó terminado. El 6 de mayo, el ministro de Guerra entregó la documentación del terreno al Ayuntamiento santanderino y se procedió el 7 de septiembre a la solemne entrega de la llave del Palacio Real a los reyes.

El 4 de agosto de 1913 comenzaron sus veraneos de forma ininterrumpida hasta 1930.

El 23 de agosto de 1932, Fernando de los Ríos, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, firmó el decreto fundacional de la Universidad Internacional de Verano en Santander, que tuvo como primeros rectores a Ramón Menéndez Pidal (1933) y a Blas Cabrera (1934-1936). Desde entonces y hasta nuestros días, tanto el palacio como las caballerizas son aulas, residencia y servicios administrativos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), refundada en 1946 con este nuevo nombre.

Hipódromo de Bellavista

El 2 de septiembre de 1917, con presencia de los reyes, fue inaugurado el Hipódromo de Bellavista junto a Cabo Mayor. Costó 640.000pesetas y se construyó en siete meses con una longitud de más de dos kilómetros y amplios servicios complementarios. El precio de las entradas fue de 10 pesetas para los hombres y 5 para las mujeres.

Cafés El Dromedario

En 1871 don Antonio Fernández Baladrón creó la empresa «Cafés El Dromedario». Formó parte de la élite santanderina y ocupó sucesivamente los cargos de Presidente de la Cámara de Comercio, fue concejal de Hacienda, miembro fundador del Ateneo y miembro de las comisiones de gestión de la construcción del Palacio de La Magdalena y del Hotel Real.

Horno San José

En 1909 Aquilina Gutiérrez Sánchez y Manuel Fernández González abren un modesto establecimiento de pan, pastas, chocolates y confitería en general. Les va bien y abren cinco locales más por la cuenca del Besaya, donde el principal producto son los chocolates y el café.

Elena Bargues