Testimonio del párroco de Ligao, Manuel Royo, a través de una carta para sus hermanos de la orden en Manila. Es un testimonio de la erupción y de la catástrofe que ocasionó: pérdidas económicas y humanas, desplazamientos de población y desaparición de pueblos.

…Mudó de tal suerte que no se podían reconocer los caminos. El pueblo de Malinao fue destruido, las campiñas fueron cubiertas por capas de arena. La tercera parte del pueblo de Cassua fue igualmente destruida y lo que quedaba en pie formaba una isla o una montaña rodeada de anchos y profundos barrancos por los que pasó un torrente de agua y arena. Estos estragos fueron mucho más ruinosos en Gamalig, Guinobatan, Ligao y Polangi. Llegó hasta el pueblo de Albay y el torrente asoló la campiña y cincuenta casas que estaban al pie del volcán. Los habitantes que quedaron a salvo en las casas, perecieron por escapar del peligro, sepultados por la arena. El torrente se extendió hasta seis leguas…