Origen:
En las montañas etíopes, en la región de Kaffa, crece un arbusto al que se denomina cafeto por el nombre de la región. Primero se empleó con fines medicinales a causa de su amargor hasta que se descubrió el tueste con el que se alteraba su sabor. El consumo se introdujo en Yemen en el siglo XV y se fue extendiendo por la península arábiga y Egipto, aunque fueron los turcos quienes expandieron el consumo por el Mediterráneo.
Expansión:
Los venecianos lo comercializaron por Europa y los holandeses fueron los primeros en cultivarlo en Indonesia. El gobierno holandés regaló a Luis XIV el primer arbusto de cafeto que se introdujo en Francia y se plantó en el Jardin des Plantes. Gabriel Mathieu de Clieu logró hacerse con un esqueje de ese cafeto y se embarcó hacia las Indias Occidentales con la intención de plantarlo en las colonias. Dos años después recogía la primera cosecha en Martinica. Posteriormente, el cultivo se extendió a Costa Rica, Cuba, Haití, Venezuela y Brasil.
Paradójicamente, hasta mediados del siglo XVIII, no se abrieron los primeros cafés en España, regentados por italianos.
Inglaterra.
El primer café se abrió en la universidad de Oxford, ya que la bebida espabilaba a los estudiantes y estimulaba las tertulias académicas.
A los dos años, en Londres se abrió el primer café «Pasqua Rosée» en 1652. A partir de entonces, los cafés proliferaron de tal forma que, a finales del siglo XVII, se contaban por centenares en la ciudad. Además de consumir los cafés, se caracterizaron por centralizar noticias, información y tertulias. Según el negocio o la inclinación intelectual acudías a uno o a otro local. Los dos ejemplos más conocidos son: el de «Edward Lloyd», que se convirtió en el lugar de encuentro de patrones y aseguradores de barcos y que fundaron la «Society of Lloyd», el principal mercado de seguros del mundo; y el «Jonathan´s», el centro de mercado de valores que fue el precursor de la Bolsa londinense.
Francia.
En 1686, el café «Procope» abre sus puertas frente al Teatro de la Comedia Francesa. Fue fundado por Francesco Procopio Dei Coitelli, un siciliano al servicio de la Casa Real francesa. Desde hacía veinte años el café se consumía en palacio y éste hombre decidió acercar ese brebaje al pueblo.
Fue el primer café que se abrió en París y el único que continúa abierto en nuestros días en la Rue de l´Ancienne Comedie.
Se convirtió en el punto de reunión de los pensadores del siglo XVIII: Diderot, Rosseau, Voltaire, quien instaló allí mismo su despacho, Montesquieu… En poco tiempo pasó de ser un café literario a convertirse en un lugar de discusión política: Robespierre, Marat, incluso Napoleón se pasó por allí.
Porteriormente, la intelectualidad regresó a ocupar sus mesas: La Fontaine, Victor Hugo, George Sand, Verlaine… En 1874 cerró sus puertas para reabrirlas en agosto de 1890 hasta hoy día.