Elena Bargues

Reseñas

libroimperioUna vez concluida la Guerra de Sucesión española, en 1715 se firmó el Tratado de Utrecht. En 1718, los duques de Anizy deciden aventurarse en un viaje a través de una España aparentemente apaciguada. Desembarcan en el puerto de Santander con la intención de llegar a Sevilla, la ciudad natal de Mariana, para conocer el corazón del imperio español. Bajo la excusa de un reencuentro con la familia de su mujer, el duque abriga unas intenciones comerciales con las Indias españolas para expandir su particular flota mercantil.

Sin embargo, se encuentran en medio de un país de intrigas políticas, en el que todavía se mueven intereses ingleses, austriacos, italianos, franceses y de los propios españoles, decididos a retomar el poder que se halla en manos del cardenal Alberoni.

La duquesa de Anizy, Mariana Tamares, regresa después de veinte años de ausencia y descubre, como todo emigrante, que España no se corresponde con los recuerdos que guardaba de su juventud. Se reencuentra con antiguos conocidos y, en Sevilla, con su familia.

Durante los mismos meses correrá pareja la historia de André Laver, hijo de los duques de Anizy, que se ha enrolado en la Armada Real española junto con su hermano de leche, Clément, hijo de uno de los marineros del Le Fort. Se han embarcado bajo las órdenes de su primo, el conde de Utiel, en el Burlandín, nave perteneciente a la escuadra genovesa del marqués de Mari. Se verán envueltos en la política mediterránea de la reina Isabel de Farnesio empeñada en recuperar las posesiones italianas arrebatadas en el Tratado de Utrecht. Participarán en una misión de espionaje en Nápoles e intervendrán en la conquista de Cerdeña y de Sicilia que culminará con la batalla naval de Cabo Passaro.

Un nuevo relato del Ducado de Anizy en el que los personajes se convierten en peones de una feroz lucha política entre reyes.

RESEÑA HISTÓRICA:ESPAÑA
La muerte sin descendencia de Carlos II, rey de España, perteneciente a la casa de Austria, desencadenó un grave enfrentamiento entre las potencias europeas (los pretendientes: Felipe de Anjou por parte de Francia; Carlos por parte de Austria) que se dirimió en suelo español: La guerra de Sucesión (1702-1714). Finalizó con la firma del Tratado de Utrecht en abril de 1713.
Se buscó preservar el equilibrio europeo con la desintegración del imperio de España en Europa. Italia fue una de las afectadas, pues rompieron la paz que habían conseguido bajo el yugo español cuando se cedió el Milanesado a Austria, además de Nápoles y Cerdeña, una potencia que carecía de Marina. Sicilia a Saboya, rompiendo así la unidad italiana. Los Países Bajos también pasaron a manos austriacas. Inglaterra se quedó con Gibraltar y Menorca y obtuvo el «asiento de negros» (monopolio de la venta de esclavos en América) y el «navío de permiso» (derecho a enviar anualmente un barco con manufacturas para vender en las colonias españolas).
Felipe V de Borbón se convirtió en rey de España tras el reconocimiento europeo (una que cada potencia consiguiera su parte del botín). Nuestro nuevo rey resultó un hombre inestable y enfermo fácil de gobernar por quienes lo rodeaban. Luis XIV envió a una corte francesa, encabezada por la princesa de los Ursinos y el ministro Juan Orry, para llevar a cabo las reformas administrativas del nuevo Estado español para que desplazara, a su vez, a la aristocracia española del gobierno.
No obstante, el fallecimiento de Luis XIV y de la esposa de Felipe V, María Luisa de Saboya, obligó al rey a contraer matrimonio nuevamente. Isabel de Farnesio fue una reina de un carácter muy fuerte que llegó con su consejero el Cardenal Alberoni. Antes de llegar a Madrid ya había expulsado a la princesa de los Ursinos y a su corte francesa. Los italianos se hicieron con el gobierno español. Y comenzó una política exterior agresiva para recuperar los estados italianos arrebatados por el Tratado de Utrecht.
En julio de 1718 la flota española atacó la isla de Sicilia, lo que llevó a entrar en acción a la Triple alianza, a la que pronto se unió el emperador Carlos VI, convirtiéndose así en la Cuádruple alianza. Esto ocurrió después de que los austríacos derrotaran a los turcos en Belgrado el 21 de julio, con lo que el sultán Ahmed III se vio obligado a aceptar la paz de Passarowitz.
El acuerdo de constitución de la Cuádruple alianza, firmado en Londres, incluía una cláusula por la que Carlos VI se quedaría con la isla de Sicilia, mientras que el actual rey de Sicilia, es decir, el duque Víctor Amadeo II de Saboya, pasaría a ser rey de Cerdeña. Ante la perspectiva de que España se quedara con su reino, el duque tuvo que aceptar, pese a que cambiaba una isla rica y desarrollada por otra rústica y mísera. Pero de momento todo estaba sobre el papel, porque el hecho era que Cerdeña estaba en manos españolas.
El 11 de agosto la escuadra británica derrotó a la española en el cabo Passaro. Para mantener a Gran Bretaña ocupada, el cardenal Alberoni proporcionó una pequeña flota a Jacobo Eduardo Estuardo, para que pudiera desembarcar en su país y provocar una sublevación. En cuanto a Francia, organizó una conspiración de la nobleza contra el regente, el duque de Orleans.
El embajador español en París, Antonio del Giudice, príncipe de Cellamare, envió un mensajero al cardenal Alberoni con documentos sin codificar sobre la conspiración contra el duque de Orleans que, además de a los españoles, implicaba a importantes miembros de la nobleza y el clero francés. El mensajero fue interceptado cerca de Poitiers, y el 9 de enero de 1719, el regente hizo pública la que se llamó conspiración de Cellamare, y declaró la guerra a España. En realidad, tanto el gobierno francés como el británico estaban enterados desde hacía un tiempo de los manejos de Alberoni, pero mantuvieron silencio hasta el momento en que consideraron oportuno declarar la guerra a España.
El rey Felipe V había supuesto que los soldados franceses se negarían a combatir al nieto de Luis XIV, pero lo cierto era que Berwick realizaba grandes progresos en Cataluña sin ningún escrúpulo.
El 5 de diciembre de 1719, Felipe V se decidió a destituir al cardenal Alberoni y expulsarlo de España. Éste marchó a Roma, donde no fue muy bien recibido. José Patiño fue encarcelado acusado de complicidad con Alberoni.
El 26 de enero de 1720 Dubois logró que el rey Felipe V de España se adhiriera a la Cuádruple Alianza, para lo cual hubo de comprometerse a devolver Sicilia y abandonar Cerdeña. Terminadas las hostilidades, Berwick regresó a Francia y José Patiño fue rehabilitado.

RESEÑA HISTÓRICA:FRANCIA

María Luisa de Saboya, la esposa del rey Felipe V de España, murió de tuberculosis el 14 de febrero de 1714. En Francia murió el duque Carlos de Berry, el último hermano que le quedaba a Felipe V. Esto situaba al rey de España en segundo lugar en la línea sucesoria del trono francés —detrás de su sobrino, el Delfín Luis, que tenía ahora cuatro años— salvo por el hecho de que al aceptar el trono español había renunciado a sus derechos sobre el trono francés. El tercer lugar (o el segundo, si excluimos a Felipe V por el motivo indicado) pasaba ahora al duque Felipe II de Orleans, sobrino de Luis XIV. Luis XIV recelaba de su sobrino, así que dispuso en su testamento que la educación y la protección de su bisnieto debía quedar a cargo de Luis Augusto de Borbón, uno de los hijos que había tenido con Mme. de Montespan, al que le asignaba el cargo de comandante de la guardia real. Como preceptor del nuevo Delfín nombró al obispo André Hercule de Fleury.
El 1 de septiembre murió de gangrena el rey Luis XIV de Francia, cuatro días antes del que hubiera sido su octogésimo séptimo aniversario. Su bisnieto de cinco años se convirtió en el rey Luis XV de Francia, conocido como el Bienamado. Al día siguiente, el duque Felipe II de Orleans logró que el parlamento invalidara las disposiciones de su tío sobre la regencia (para lo cual sólo tuvo que prometer a los parlamentarios que les devolvería los privilegios que el rey Sol les había quitado) y así fue reconocido como regente de Luis XV. Encargó al duque de Saint-Simon que organizara un consejo de regencia, cuya presidencia recayó en el duque de Noailles, pero fue Felipe II quien ostentó la máxima autoridad. Fue el principio de un periodo de reacción al absolutismo de Luis XIV. El parlamento, conforme a lo prometido, recuperó potestades, la corte abandonó el puritanismo que le había impuesto (al menos en cuanto a las formas) Luis XIV, cesó la persecución al jansenismo, etc. El duque de Orleans confió la política exterior a Guillaume Dubois, que había sido su preceptor.
Mme. de Maintenon, la viuda de Luis XIV, se retiró a Saint-Cyr, donde había fundado una institución para la educación de jóvenes nobles sin fortuna.
En julio de 1717 España llevó a cabo un exitoso ataque contra Cerdeña. Esto provocó la reacción de Gran Bretaña y las Provincias Unidas, que firmaron con Francia la Triple alianza, con el fin de preservar los acuerdos de Utrecht. El duque Felipe II de Orleans reconoció a Jorge I como rey legítimo de Gran Bretaña (frente a las pretensiones de Jacobo Eduardo Estuardo) y, a cambio, éste reconoció al duque como heredero legítimo de la corona francesa (en caso de que el rey Luis XV muriera sin descendencia) frente a las pretensiones de Felipe V de España. De este modo, los temores de una hipotética alianza franco-española que habían influido en el posicionamiento de las potencias europeas ante la guerra de Sucesión, se habían desvanecido por completo, pues Francia había terminado enfrentada con España.
La economía francesa en manos de John Law
El duque Felipe de Orleans dio su apoyo a un financiero escocés llamado John Law, que el 2 de mayo fundó un banco privado con derechos de emisión de papel moneda, el Banco general. El nuevo banquero resumía de esta forma los principios de lo que los franceses llamaron «el sistema de Law»:
Todas las riquezas del reino entero responden del valor de esta nueva moneda; se dará todo por ella y ella será dada para todo. Con este medio, el rey encontrará un recurso siempre presente para que circule en todo momento y en todo lugar todo cuanto pueda ser comprado y vendido, sea cual fuere su naturaleza.
En agosto, el banquero escocés John Law fundó en Francia la Compañía de occidente, a la que el regente, el duque de Orleans, cedió el monopolio de la explotación de Luisiana, del comercio de pieles de castor de Canadá, del tabaco, así como el de las armas, las municiones y los navíos. La Compañía obtuvo también la exclusiva de los negocios con China, las Indias y Senegal (la principal fuente de esclavos africanos). Aparte de esto, se beneficiaba también de los derechos procedentes de la acuñación de moneda. Según la propaganda de Law, se trataba de una compañía
…en la que los ricos puedan prestar su dinero para invertirlo en el comercio […] Algún día podrá dar a los accionistas más dividendos que el interés anual prestado al denario 20 [al 5%], sin que los particulares ni el estado resulten perjudicados.
El 4 de diciembre de 1718 el banco de Law se convirtió en el Banco del Estado, aunque fue más conocido como Banco real. La propaganda de Law logró que, en la estrecha calle Quincampoix, miles de particulares de todas las clases sociales se disputaran sus acciones. La calle estaba cerrada por una verja de hierro que la guardia abría a las siete de la mañana y cerraba a las nueve de la noche. Todas las casas estaban ocupadas por escribas que llevaban los registros de las operaciones realizadas. En los meses siguientes, fueron emitidas más de 800.000 acciones, que llegaron a valer 40 veces su valor nominal. El duque de Noailles dimitió del consejo de regencia, por su oposición a los proyectos de Law, y también porque fue rechazado un proyecto suyo de establecer un impuesto proporcional sobre la renta.
Los adversarios de John Law se las arreglaron para hacer cundir el pánico entre sus accionistas, y los pequeños inversores se precipitaron a las dependencias del banco para canjear su papel moneda por moneda en metálico. Varias personas murieron aplastadas por la muchedumbre. El 22 de marzo de 1719, una disposición legal prohibía negociar con el papel moneda de Law, que perdía valor de día en día.
La Hacienda francesa estaba en bancarrota, y en diciembre John Law consideró que lo más prudente era huir a Bruselas. En Gran Bretaña quebró también la Compañía del mar del Sur, provocando un escándalo financiero que involucró a numerosas personalidades. La carrera política del conde de Stanhope fue arruinada por completo, y murió poco después, ya en 1721, el conde de Sunderland fue objeto de numerosas acusaciones, de las que fue absuelto con dificultad, pero aun así tuvo que dimitir de sus cargos. La crisis permitió a Robert Walpole acceder de nuevo al gobierno, ahora como primer lord de la Tesorería, aunque, de hecho, ejerció de primer ministro.

Elena Bargues