Ubicado en la localidad de Hoznayo (Cantabria), el complejo termal y de ocio surgió a finales del siglo XIX, cuando se pusieron de moda por toda Europa, en torno a cuatro manantiales de aguas mineromedicinales: Virgen de los Remedios, Santa Lucía, San Roque y La Gruta. El recinto fue inaugurado en 1869 y se reformó en 1876; sin embargo, la declaración de utilidad pública de las aguas no le fue concedida hasta 1882.
Características de las aguas:
El 21 de agosto de 1881 se publicó la Memoria Médica elaborada por los ilustres médicos: Laureano García Camisón, Santiago González Encinas y Modesto Martínez Gutiérrez de Pacheco, requisito necesario para solicitar la declaración de utilidad pública. En esta memoria se incluye el análisis químico de las aguas realizado por el farmacéutico José María Cagigal, con la ayuda del doctor en Ciencias don José Escalante y González.
Describen el manantial principal con una capacidad de 35 metros cúbicos y un caudal de 744 litros por minuto a una temperatura de 23º centígrados, de propiedades cloruro-sódicas, bicarbonatadas, alcalinas y nitrogenadas.
El complejo termal:
Estaba formado por la Casa de Baños de estilo ecléctico: montañés, suizo y morisco; un hotel magnífico de estilo suizo; una capilla; la hospedería junto al molino del Trancar, una fonda de estilo germánico y varias casas diseminadas por el recinto, a imitación de los balnearios suizos, que se alquilaban a familias por temporadas.
El complejo estaba atravesado de forma longitudinal por el río Aguanaz en el que destacaba el estanque, algunos saltos de agua, el puente y la gruta del Diablo. Las riberas del río se adornaron con profusión de árboles y de variados jardines.
La Casa de Baños constaba de una galería de baños y chorros; una sección hidroterápica; doce cabinas con pilas de mármol, aparato de ducha y ventana particular; un baño general con cabida para diez personas y entrada independiente. Los pavimentos, frisos y los escorzados de las ventanas estaban decorados con vistosos mosaicos de Nolla.
Para el transporte de los clientes, el balneario contaba con coches de caballos que los recogían en Pedreña o Cubas, recién desembarcados de las corconeras; o en Boo, donde se detenía el Ferrocarril del Norte; o en Villaverde de Pontones, adonde llegaban los clientes procedentes de Bilbao.
En 1892 el tren llegó a Solares, lo que favoreció al balneario de allí en perjuicio de La Fuente del Francés, por lo que tuvo que despuntar en la realización de eventos culturales y festivos. Así mismo, la asistencia de personajes notables de la burguesía acomodada y de la aristocracia, de políticos y de militares supuso una propaganda que fue muy bien recibida. Uno de los acontecimientos más relevantes fue el acto de homenaje al presidente del partido liberal, Sagasta, efectuado el 1 de septiembre de 1891. Más de sesenta personas afines al partido acudieron al balneario en carruajes, tras ser recogidos en el embarcadero de Pedreña adonde llegaron en corconeras (barcas de transporte público en la bahía).
Menú que se ofreció en el balneario La Fuente del Francés y que fue detallado por el periódico El Atlántico:
Tras fallecer Genaro Cagigal en 1892, los herederos (su esposa Matilde y sus tres hijos, Leopoldo, Matilde y Amelia) intentan reflotar el balneario creando la Sociedad Anónima Aguas de Hoznayo, que implantará un mecanismo de comercialización de agua embotellada con varios formatos, como la venta de garrafones de vidrio precintados de cinco litros a partir de 1907. El negocio aumentó y, con el tiempo, se inauguró una nueva nave embotelladora; por el contrario, la actividad del balneario decreció.
En 1927 el balneario y la venta de agua se arrendaron al doctor Mariano Morales Rillo, quien aportó una nueva prosperidad al complejo termal hasta la Guerra Civil. El 8 de septiembre el Comité de Guerra se incauta de las instalaciones y ofrece el agua de forma gratuita. A finales de los años 40, el empresario José Vidal de la Peña compró el complejo a los herederos de Cagigal: los restos del balneario, una vieja nave embotelladora y un hotel en estado ruinoso. Construye una nueva planta embotelladora y continúa con el negocio de la venta de agua mineral hasta 1978 en que se produjo el cierre definitivo.