Cada novela entraña su dificultad: las históricas, la documentación; y las contemporáneas, la veracidad de las situaciones.
«Tú, como el viento sur» es una novela especialmente complicada porque aborda dos temas muy actuales y que muchos de los lectores, por desgracia, habrán vivido o tendrán cerca personas que se encuentren en tan desagradable situación: divorcios con maltrato y problemas entre herederos. Por esta razón, agradezco a mi prima, Blanca Bettschen, abogada y escritora, por el asesoramiento en el proceder de la abogada en la novela, en los plazos de los juicios y sentencias, y en la actuación policial. Sin ella, esta novela no habría sido una realidad.
A José Luis Castillo y a la tripulación del Kirios, quienes me han proporcionado las fotos para la web, los datos de los veleros, el tema de los patrocinadores así como lugares de reunión y regatas.
A mi amiga Flor Cossío, diplomada en enfermería, por sus consejos sobre el funcionamiento tanto del Hospital Marqués de Valdecilla como de la Clínica Mompía. A raíz de esta colaboración, como gran lectora que es, entró a formar parte de mi círculo de lectores, correctores y consejeros en la culminación de otras novelas.
A José Antonio Pordomingo por su inestimable ayuda en la corrección estilística.
Una mención especial a mi editor, Ramón Villegas, por la confianza que deposita en mí al encargarse de la reedición e impedir que caiga en el olvido una novela a la que, confieso, tengo un cariño especial, ya que me dio a conocer a la mayor parte de mis lectores. A Eduardo Hidalgo, por su desvelo en los elaborados detalles y en la impresionante portada que contribuyen a que sea un libro con personalidad.
Ha sido un lujo contar con la inestimable colaboración de los dibujantes Ramón Carrera y Nacho Burgués, que ilustran esta edición con sus espectaculares láminas. Algunas de ellas retratan a nuestra querida ciudad.
A mi círculo de lectores cero que, novela tras novela, con renovado denuedo, afrontan las correcciones y mi acoso para conseguir la mayor perfección de la obra.
Por último, aunque deberían ir en primer lugar, a mi familia, que soporta pacientemente mis ausencias literarias.
Y a ti, lector, por quien me desvivo para que experimentes una ilusión nueva, para que conozcas un rincón de mi ciudad, Santander, para que te olvides de lo que te rodea por un pequeño espacio de tiempo, para que sueñes con mis protagonistas y te emociones con ellos.