Es un hecho que el género romántico ha irrumpido con una fuerza inusitada en las librerías de toda España. Hasta hace relativamente poco era un género vetado o, al menos, leido a escondidas, porque estaba considerado de mal gusto o de falta de intelectualidad por parte de la lectora. Confieso que yo también lo tenía así catalogado, ya que mis escasas incursiones por esas aguas naufragaron estrepitosamente.
Hasta ahora, las que han marcado las directrices de la novela romántica han sido las autoras inglesas, de ahí que el género se volcara en temas ingleses, bien de regencia (los bailes en los salones londinenses) o de las highlands (escoceses salvajes de la Tierra Altas), por poner algún ejemplo.
La avalancha de autoras españolas en los escaparates, los numerosos foros y páginas web, que comentan novelas románticas, llamaron mi atención. Y comencé a introducirme en este nuevo mundo.
El panorama de la novela romántica ha cambiado mucho y a mejor. Con orgullo puedo afirmar que las autoras españolas somos mucho mejores que las inglesas. Ofrecemos temas más variados, más cercanos a nuestra historia y forma de vida, los planteamientos son más reales y menos ficticios. No tenemos nada que envidiar a los ingleses. Nuestra Edad Media está plagada de hazañas heróicas y esfuerzos contra los moros, figuras como el Cid y Fernán González son tan fuertes y varoniles como los highlanders (y si no, la cornisa cantábrica, que fueron nuestros héroes frente a los romanos). El Caribe fue nuestro, los conquistadores y los exploradores también. Sólo tenemos que echar la vista al pasado y nos encontraremos con temas tan subyugantes o más que los manidos y flojos de las autoras inglesas. No sólo Inglaterra ha sido un imperio, también España.
Al pasearme por los foros y blogs de autoras y fans de la novela romántica, he descubierto un afán por promocionar a las escritoras españolas de este género, quienes luchan por salir adelante cambiando la estética de las portadas (hasta ahora bochornosas) por unas más de acuerdo al contenido. Han surgido los subgéneros dento de la romántica (histórica, contemporánea, paranormal, thriller, erótica…), los premios y las editoriales especializadas en este género se están abriendo paso entre las grandes empresas libreras.
Lo que he leido y lo que he presenciado desde la barrera me ha gustado, por esta razón he decidido sumarme a la gran familia de autoras románticas. Mi especialidad: la historia.
A favor de la novela romántica española
agosto 27, 2013