Personajes de ficción
FAMILIA ANSORENA:
Doña Brígida, viuda de Camilo Ansorena: matriarca de la familia que regresa de Cuba, origen de la fortuna millonaria. Tienen dos hijos: Milo y María Ángeles. Camilo Ansorena, casado con Lucía, marquesa de Lucientes. Tienen una hija: Alba, la protagonista de la novela. María Ángeles Ansorena, casada con el conde de Saldaña. Tienen dos hijos: Leo y Ruth.
Don Dámaso Arias, viudo: patriarca de la familia y consignatario de buques en Bilbao. Tiene un hijo: Eduardo.
Eduardo Arias, viudo: vive en Plymouth con su hijo Miguel de ocho años.
Personajes históricos
MARQUÉS DE VALDECILLA
Don Ramón Pelayo de la Torriente nació el 24 de octubre de 1850, hijo de don Ramón Pelayo y de doña Manuela de la Torriente. Acabó sus estudios en la Escuela de Heras y a los 14 años emigró a Cuba. Donde estaba afincada una rama familiar (sistema de emigración amparado en las redes familiares o vecinales). Fue dependiente de comercio en La Habana y luego trabajó para la casa Vea Vellido & Cia hasta que quebró y regresó a su primer trabajo donde reflotó la empresa con su visión comercial.
Hacia 1890 se estimaba su fortuna en 97.324.180 reales y todavía no había comenzado la Primera Guerra Mundial y la danza de los millones ante la necesidad europea del azúcar cubano.
Tras su matrimonio con María Teresa Piedra Pérez-Abreu, traslada su residencia a los alrededores de una finca ganadera de su propiedad, que se convirtió en cuartel de las tropas españolas y hospital de sangre durante la guerra de Independencia de Cuba.
Después de la derrota española en el conflicto y la consiguiente independencia de la colonia, en 1917, vendió la azucarera a una compañía norteamericana y regresó definitivamente a España, a su Cantabria natal, donde comenzó su labor filantrópica. En 1911 ya había construido las escuelas de Valdecilla, junto a seis casas para maestros que constituyeron el modelo referencial de arquitectura escolar, además de una biblioteca y los avances higiénicos. En 1927 pagó a un grupo de maestros un viaje para conocer las instituciones docentes en otros países y así aplicar los modernos criterios en sus escuelas. Destacan las donaciones para la construcción de la Universidad Central de Madrid, el Palacio de la Magdalena, el Ayuntamiento y Juzgado de su pueblo natal.
Como premio a todos sus esfuerzos Alfonso XIII le concedió el marquesado de Valdecilla el 19 de junio de 1917. No obstante, la que sería la mayor de sus fundaciones estaba aún por llegar. Tras la epidemia de gripe de 1918, que reveló las carencias sanitarias del Santander de la época, la necesidad de un Hospital nuevo y mayor fue asumida por la alta burguesía local. No recabándose los medios necesarios, el marqués de Valdecilla se hizo cargo entonces del proyecto reorientándolo en 1927 a que prestara asistencia a los pobres de la provincia y también a enfermos privados o procedentes de mutuas. El marqués se exigió que la asistencia prestada fuera de la más alta calidad técnica y científica, en lo que sería el inicio de una escuela de medicina y cirugía.
La magnitud del proyecto le valió el que el Rey le concediera la Grandeza de España el 8 de febrero de 1927 y, como colofón a su proyecto, por Real Orden de abril de 1928, se creó una Fundación de beneficencia de cuya gestión se encargó un Patronato en el que eran mayoría los designados libremente por el propio marqués. En la primera reunión del Patronato se decidió denominar Casa de Salud Valdecilla (CSV) al nuevo centro y se nombró director técnico-administrativo y jefe del Pabellón de Mentales al neuropsiquiatra Wenceslao López Albo. Los profesionales del centro fueron contratados siguiendo instrucciones de un comité entre cuyos miembros estuvieron los propios Ramón y Cajal y Gregorio Marañón.
Su esposa, doña María Teresa Piedra y Pérez de Abreu, natural de Matanzas, tenía una salud delicada por lo que fue su sobrina, doña María Luisa Pelayo, casada con el doctor Eugenio Rodríguez Pascual, la encargada de organizar la vida familiar y acompañar a su tío en sus numerosos viajes. Heredó los bienes y el título a la muerte de don Ramón, el 26 de marzo de 1932 en su casa del término municipal de Valdecilla, hoy convertida en museo.
ALFONSO XIII
Alfonso XIII nació el 17 de mayo de 1886 en el Palacio Real de Madrid. Como hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, su reinado empezó desde su nacimiento; por ello, su madre ejerció como regente hasta 1902. En 1906 se casó con Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, con la que tuvo seis hijos: Alfonso, Jaime, Beatriz, Cristina, Juan, al que nombró sucesor de los derechos dinásticos, y Gonzalo.
Mientras duró su reinado, veraneó en Santander, lugar ideal para practicar deporte, al que era muy aficionado. La ciudad lo obsequió con la construcción del Palacio de La Magdalena, para uso residencial en los meses vacacionales.
La victoria electoral de los socialistas y republicanos en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 empujó a que el monarca abandonara el país en un intento de evitar una lucha civil.
Alfonso XIII vivió en el exilio diez años, hasta su muerte en 1941 en Roma, donde vivió sus últimos años de vida. En 1980 sus restos mortales se trasladaron al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial (Madrid).
LEONARDO RUCABADO
Nació el 25 de febrero de 1875 en Castro Urdiales, cuando se estaba reconstruyendo la villa que había sido quemada por los franceses. Su padre, ingeniero, impulsa la industria en la zona. Estudió con los mejores arquitectos modernistas en Barcelona: Domenech i Montaner, Puig i Cadafalch. Formó parte de lo que se considera la segunda generación de arquitectos catalanes. Viaja por Europa y se enamora del estilo alemán.
Comenzó con encargos de estilo inglés (casas) y de estilo alemán (pisos). Los indianos de Castro llegan con grandes capitales y empiezan a construir sus mansiones montañesas con elementos modernistas: rejas, vidrieras, gárgolas… y en Bilbao diseña casi todas las casas de la alta burguesía de la avenida Indauchu, que ya no se conservan.
Entre 1908 y 1911 recorre la provincia de Santander con Bringas y otros arquitectos y recogieron las características regionalistas. En 1911 en el Salón de Arquitectura en Madrid promueve, con éxito, el estudio del arte español. Impulsor de la corriente regionalista neomontañesa construye torreones, solanas, portales, heráldica, con materiales antiguos y estética rural típica de la montaña pero combinados con elementos modernos en el interior como agua corriente, luz, teléfono.
Ejemplos que se conservan: la Casuca (1916), la casa de los Chelines, el Solaruco (1916), y la Biblioteca Menéndez Pelayo (1918).
Falleció en Castro Urdiales el 11 de noviembre de 1918, con tan sólo 43 años, de forma repentina al contraer la gripe española.
Otros arquitectos de la escuela neomontañesa: Bringas (Quinta Maza); Javier González de Riancho (Casa Pardo, Hotel Real) Deogracias M. Lastra (Quinta Ribalaygua) J. R. de la Sierra y Nales (La Torrecilla).