Elena Bargues

La Pesca de la Ballena

Pesca de la ballena

Pesca de la ballena

LA PESCA DE LA BALLENA

La costera de ballenas se desarrollaba entre noviembre y febrero. Establecían vigías a lo largo de la costa que avisaban con humaredas y varias pinazas, provistas de arpones, fisgas, estachas, lanzas y sangraderas, se lanzaban a darles caza y muerte con seis u ocho hombres a los remos y un arponero en la proa. Una vez muerta la ballena, se la sangraba y se la remolcaba hasta el puerto.

El reparto estaba establecido por ley: una parte la iglesia, otra la cofradía de los pescadores, las aletas para la lancha que la hirió, todos los vecinos del pueblo se llevan su parte por participar en el despiece y el comerciante se lleva el aceite mediante pública subasta. Las ballenas, de esta forma, eran fuente de riqueza para todos.

El despiece se realizaba en la misma ribera. La casa de la ballena era un cobertizo con horno de leña y unas enormes calderas metálicas en las que se derretían los trozos de grasa animal hasta obtener el aceite o saín. Se guardaba en barricas de madera y se transportaba a los puertos guipuzcoanos desde donde se exportaba a Europa.

El saín, por su calidad y abundancia, se empleó como combustible para alumbrar hasta la llegada del petróleo. La carne se ponía en salmuera para consumo humano, las barbas se utilizaban en corsetería y los restos óseos para fabricar muebles y muchos artículos, como agujas.

Elena Bargues